Te guste o no, el día empieza en la ducha. Por eso apuesta por un espacio efectivo y amplio a la hora de reformar tu ducha.
Cambiar el plato de ducha es una tarea más específica que puede mejorar significativamente el aspecto y funcionalidad de tu baño. Aquí tienes algunos consejos para realizar con éxito el cambio del plato de ducha:
- Medir y elegir el nuevo plato de ducha: Antes de comprar un nuevo plato, asegúrate de medir el espacio disponible en tu baño para que el nuevo plato se ajuste correctamente. Considera también el estilo, tamaño y material del plato de ducha que mejor se adapte a tus necesidades y preferencias.
- Desmonta la ducha antigua: Antes de cambiar el plato de ducha, desmonta la ducha antigua y retira cuidadosamente el plato anterior. Es esencial seguir las instrucciones del fabricante o buscar asesoramiento profesional si no estás seguro de cómo hacerlo.
- Verificar el estado del suelo: Una vez que el plato de ducha anterior esté fuera, verifica el estado del suelo debajo. Si hay daños o problemas, es mejor abordarlos antes de instalar el nuevo plato.
- Asegura el desagüe: Asegúrate de que el desagüe esté en buenas condiciones y que coincida con el tipo de plato de ducha que vas a instalar. Si es necesario, reemplaza o ajusta el desagüe para que funcione correctamente con el nuevo plato.
- Nivelar el área: Antes de colocar el nuevo plato de ducha, asegúrate de que el área esté nivelada y que no haya desniveles que puedan afectar la instalación o el drenaje adecuado del agua.
- Instalación del nuevo plato de ducha: Sigue las instrucciones del fabricante para la instalación del nuevo plato. Utiliza los materiales y herramientas adecuadas y asegúrate de seguir los pasos cuidadosamente para garantizar una instalación correcta y segura.
- Sellado y acabado: Después de instalar el plato de ducha, asegúrate de sellar adecuadamente las juntas y los bordes para evitar filtraciones de agua. También puedes considerar añadir un acabado decorativo alrededor del plato para mejorar la apariencia general.
- Prueba de fugas: Una vez instalado, realiza una prueba de fugas. Llena el plato de ducha con agua y verifica si hay alguna fuga en las conexiones o juntas. Si encuentras algún problema, ajústalo y vuelve a probar hasta que estés seguro de que no hay fugas.
- Mantenimiento regular: Para asegurarte de que tu nuevo plato de ducha se mantenga en buen estado, realiza un mantenimiento regular, limpiándolo adecuadamente y revisando las conexiones y juntas periódicamente.